RESURRECCIÓN
I
Cuando la corrupción de la vida nos
invade
no hay vuelta atrás en la tragedia
humana.
Golpe
de
suerte.
JUEGO DE AZAR,
de un Camino infranqueable.
La rueda que conduces, oh diosa eterna
de los astrolabios
no posibilita eternos retornos por las
lindes de la vida,
nos lleva al limo.
Así cuando caigas en las redes de
Aracne quedarás empedrado,
postrimería de la vejez, prolegómenos
de la infancia que se teje en las comisuras.
Eureka, la vida es un carnaval
deambulante surgido de la eterna ciudad de Roma.
Mamemos todos, la leche triunfal
Capitolina,
porque mañana vamos a rendir cuentas a
Plutón,
atendamos esto porque es el único
argumento de la trama.
RESURRECCIÓN
II
He sido yo un Sísifo
que ha comprado billete de ida y vuelta
porque he burlado a la parca no merezco
el inframundo de lo ignoto.
He engañado a la muerte en los anales
de mi destrucción
y ahora soy dos
más vida que nunca,
cayendo en plenilunios desconchados
o nubes desflecadas,
malgastando el pasaje y la BELLEZA.
RESURRECCIÓN
III
Soy invisible a vosotros
porque estoy al otro lado de los
espejos.
Me perdonen los muertos mi osadía
pero comprendan que estoy por mero
juego astroso
cosido con azares por el sastre que
inventa el destino.
Me perdonen los muertos y calibren
que pronto quizás no quepa la suerte
y esté allí
bordeando descalza la laguna
o remando el mar
bajo mantos de niebla muy espesa.
Escuchad lo que os digo
reitero: no es culpa mía
el hecho de estar viva.
Me perdonen los muertos la osadía
del ser alado que me apartó
cuando iniciaba el paso en falso, sin
red.
Quizás no quepa la cuestión de suerte
y esté allí- mañana, quizás mañana
o tal vez hoy mismo-
bordeando descalza la laguna
o remando el mar
bajo mantos de niebla muy espesa.