No hemos nacido y somos ya cruces en el
tiempo,
nos imagino en un coche por una de esas
carreteras sin fin
surcando desiertos a cada lado
encuadrados en un film blanco y negro.
Puedo sajar mis ojos para no ver más
otoños, o sueños inútiles
que nunca seremos capaces de alcanzar
y se perderán para siempre en
lontananza.
Podremos escapar de todo esto
pero nunca podremos evitar llegar con
báculo, a tres patas,
sin poder ignorar las iras de la
esfinge
o los binóculos triangulares de algún
ser todopoderoso.